lunes, octubre 23, 2006

ROMPIENDO LAS CADENAS

Hace varios meses recibí uno de esos emails que contienen una oración y una mordida. Me lo mando alguien muy cercano y muy querido y, por no romperle la cadena, lo reviré a los doce destinos requeridos. No me acuerdo cual era el milagro con el cual se compraba mi devoción y proselitismo, ni el plazo en el cual este se manifestaría. Como además los milagros ya no son como los hacían antes y ahora cualquier coincidencia o aleatorio cambio de fortunas califica como tal, pues la verdad no sé si Santa Teresa me cumplió o me sigue debiendo.

La cosas deben andar turbulentas en la economía celestial, porque a cada rato me llegan más peticiones en nombre de Santos y Vírgenes cuyas accionas deben andar bajas en el Paraíso. La más reciente es de la franquicia de la Virgen de Guadalupe. Esta parece ser sólo una campaña de imagen porque lo que hace es “recordarme lo milagrosa que es la Vírgen”, y como siempre me acompaña a todos lados. Y lo único que piden a cambio de “una sorpresa” es que mande la imagen, que es el centro de la carta, a 20 personas. Ya ni siquiera milagros ofrecen.

Francamente ya no vuelvo a hacerle caso a estas cadenas. Para sorpresas, con las que la vida me da, me doy. Y si una Virgen u otra quiere que yo interceda en su favor, pues ya va siendo tiempo que se vayan poniendo monas con sus ofertas. Ya no estoy para sorpresitas ni “cosas agradables” pero indefinidas. Total, si tan milagrosas son, que me vuelva a salir todo el pelo que se me ha caído, o que me tumben 10 años de edad, o me garanticen 10 años extra por cada cadena exitosa que le de la vuelta al mundo.

Además, no acabo de entender la devoción partisana por una u otra Virgen. Dejemos a un lado mi agnosticismo y veámoslo desde adentro. Si entiendo bien, ya sea que hablemos de Fátima, Lourdes, Guadalupe o Zapopan, la Virgen sigue siendo la misma. Las diversas “manifestaciones” se explicarían por el deseo de hacer su imagen más cercana y familiar al ámbito local. Pero ahora que ya realmente no hay fronteras y que las culturas se fertilizan unas a otras, y que la presencia global de las religiones tiende a volverse más homogénea, ¿qué necesidad, pues, de esas devociones divididas? ¿o se trata de explotar nichos de mercado? Hmmm, no, a mi se me hace muy sospechoso todo eso.

Piénsenlo, devotos amigos, cada oración por la Virgen de Covadonga es una oración que le escamotean a la Virgen de San Juan de los Lagos. Pero eso es problema suyo.

Yo, por lo pronto, me disculpo y les advierto, amigos, que la cadena que me manden aquí se acaba.

Lo siento por las amistades que, a pesar de este artículo, me han de seguir enviando las cadenas esas, pero más lo siento por la Vírgen porque me late que la mayoría me manda las cadenitas no por devoción sino por la promesa de cosas ricas por venir.

Y si quisiera beneficiarlos y beneficiarme con eso de las cadenitas mejor ponía mi fé en Omnilife.

23.10.06
MAGZ